Catedrático de Medicina de la Facultad de Murcia
El pasado dÃa 31 de julio fallecÃa en Murcia, a los 71 años de edad, el catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia, Rafael Peñafiel GarcÃa. Nacido en HellÃn el 15 de julio de 1949 en el nº 9 de la calle Plantonar. Tras realizar sus estudios en el Instituto Laboral de HellÃn, se licenció en la Facultad de QuÃmicas de Murcia a principio de los años 70, completando su formación en la School of Molecular Sciences de la Warwick, en Coventry (Gran Bretaña), incorporándose al grupo que dirigÃa el profesor David E. Griffiths
El 24 de septiembre de 1978 contrajo matrimonio en Alcoy con Mercedes Verdú, con dos Pablo y Cristina.
El diario La Verdad de Murcia publica en sus páginas el siguiente obituario:
Una eminencia de la BioquÃmica y la BiologÃa Molecular
Obituario Rafael Peñafiel GarcÃa
Serenidad, prudencia, equilibrio, humildad, bonhomÃa, sentido pedagógico, educación y una profundÃsima sabidurÃa. Estos calificativos se quedan cortos, muy cortos, para definir al catedrático de BioquÃmica y BiologÃa Molecular que nos acaba de dejar, tras una larga lucha desesperada contra un virus diferente, pero tanto o más insidioso que la Covid-19.
Y es profundamente triste y antinatural que este obituario tenga que hacerlo para un discÃpulo. Rafael Peñafiel GarcÃa, brillantemente recién licenciado en la Facultad de QuÃmicas, en los inicios de la década de los 70, al incorporarme como catedrático de BioquÃmica en la recién nacida de la Facultad de Medicina, decidió sumarse al proyecto de iniciar en Murcia una lÃnea de docencia e investigación en BioquÃmica. Pronto se harÃa notar por su tremenda inteligencia, solo igualada por su modestia, honestidad, razonamiento autocrÃtico y sentido colaborativo.
Muy pronto se presentó la oportunidad de completar su formación en la prestigiosa School of Molecular Sciences de la entonces joven Universidad de Warwick, en Coventry (Gran Bretaña). El carácter moderno e innovador de la Universidad pronto le llevó a ser considerada como una de las cinco mejores del paÃs. Allà se incorporó al grupo del profesor David E. Griffiths, con quien yo también habÃa estado unos años antes, quien dirigÃa un gran equipo de investigación sobre metabolismo mitocondrial. Sobre este tema investigó Peñafiel y una anécdota al respecto refleja bien su nivel de seriedad y autoexigencia, más en esta época en que los ejemplos más usuales son los contrarios. La anécdota: cuando a la vuelta a España le pedà a Rafa que me pasase el borrador de ese trabajo previsto para ser su tesis doctoral, se negó diciéndome que él consideraba que no tenÃa la altura cientÃfica. Pero lo leà y le expresé mi opinión contraria. Pero él inició una nueva lÃnea de investigación sobre Poliaminas, unas interesantes e intrigantes moléculas de gran interés fisiológico y médico. El grupo investigador que dirigió sobre este tema pronto se colocó como uno de los referentes mundiales. El final de la anécdota: 4 años después Rafa me enseña una investigación, recién publicada en una excelente revista internacional, y me dice que tanto el trabajo como las conclusiones coincidÃan casi totalmente con las suyas realizadas un lustro antes y que por su extremada autoexigencia dejó aparcadas. En todo caso, muchos de los discÃpulos cientÃficos que Rafael Peñafiel formó ocupan, hoy dÃa, multitud de puestos de responsabilidad en grandes centros de investigación y universidades de todo el mundo.
Otra anécdota. Mi formación era de BioquÃmica clásica, metabolismo, etc. Pero éramos conscientes de que se iniciaba la etapa de las complejas BiologÃa y Genética Molecular y habÃa que responder al reto. Le pedà a Rafa que se dedicase a ello, sobre todo a efectos docentes, y el resultado fue que pronto, en las encuestas anónimas de valoración del profesorado, Rafael Peñafiel era el profesor mejor valorado del Departamento de BioquÃmica e, incluso de la Facultad de Medicina. TenÃa la virtud de estudiar los temas más enrevesados y recientes de BiologÃa y Genética Molecular y exponerlos, sin pérdida de alguna de calidad, de una forma pedagógicamente perfecta. Miles de médicos murcianos pueden atestiguarlo.
Acaba de fallecer un gran cientÃfico, un gran profesor y una persona humanamente excepcional. Profundamente familiar, a su esposa Mercedes y sus hijos Pablo y Cristina, todos ellos imbuidos en las virtudes que irradiaba Rafa, les puede consolar saber que, si bien Rafa ya no está fÃsicamente con nosotros, su legado ejemplar de integridad nos acompañará para siempre.