El Faro de Hellín

Mila A.

Quisiera expresar mi preocupación por el estado de suciedad que presentan muchas de las aceras de nuestro pueblo. Es lamentable caminar por Hellín y tener que ir esquivando escupitajos, chicles pegados al suelo, excrementos y orines de perro, restos de basura e incluso marcas de algún que otro vómito, especialmente en zonas próximas a locales de comida rápida o bares los fines de semana.

Es horroroso comprobar cómo nuestro pueblo se va degradando poco a poco. En verano, con el calor, el olor se intensifica y el problema se agrava, más aún cuando vamos con sandalias o calzado abierto. Personalmente, cada vez que llego a casa siento la necesidad de quitarme los zapatos antes de entrar, por el simple asco de pensar en la suciedad que he ido pisando.

En muchas ciudades se emplean máquinas con agua a presión, lejía o desinfectantes que limpian las calles con regularidad, eliminando estos restos y mejorando tanto la higiene como la imagen del municipio. Por eso escribo esta carta, con la esperanza de que se tomen medidas efectivas cuanto antes, para que Hellín no termine convirtiéndose en un lugar insalubre y descuidado.
Creo que todos, vecinos y visitantes, merecemos pasear por un pueblo limpio.

Acera sucia en Hellín.