
Hace veinticinco años, en Hellín, nacía un encuentro que acabaría convirtiéndose en uno de los congresos más reconocidos de España en el ámbito de la espiritualidad y la conciencia. Lo que comenzó en 2001 como unas humildes Jornadas de Parapsicología, impulsadas por el hellinero Rafael Campillo inspirado por el doctor Fernando Jiménez del Oso, se ha transformado en el Congreso Internacional “Vida después de la Vida”, con sede en el Palacio de Congresos de Albacete y una trayectoria de éxito y solidaridad.
La primera edición se celebró en la Casa de la Cultura de Hellín, con la participación de figuras como Iker Jiménez, Carmen Porter, Sinesio Darnell, Jon Aizpúrua o Pedro Amorós, y el respaldo del propio Jiménez del Oso y del Ayuntamiento. El interés fue tal que se completó el aforo en pocos días, y el evento tuvo que retransmitirse por circuito cerrado a otras salas.
En sus siguientes ediciones, el congreso fue creciendo en prestigio y en público. Tras el fallecimiento de Jiménez del Oso en 2005, las jornadas se celebraron en su memoria, consolidando un espíritu que mezcla la ciencia, la filosofía y la reflexión sobre la vida más allá de la muerte. Cuando Hellín se quedó pequeño, el evento se trasladó a Albacete, donde desde 2008 se organiza cada año bajo la Asociación Rosa de los Vientos, sin ánimo de lucro, presidida por el propio Campillo.
Durante este tiempo, por el escenario del congreso han pasado ponentes de primer nivel internacional como Raymond Moody, Marian Rojas Estapé, Mario Alonso Puig, Pim van Lommel, Fernando Sánchez Dragó, Ramiro Calle, Kim Phuc, Padre Ángel o el físico Amit Goswami, entre muchos otros.
Más allá de su contenido científico y espiritual, el Congreso “Vida después de la Vida” mantiene una profunda vocación solidaria. Desde sus inicios, la recaudación se ha destinado íntegramente a proyectos de cooperación internacional. En los últimos años, los fondos han servido para construir y mantener un centro social en Tchatchégou (Benín), donde más de ochenta niños y niñas han podido dejar de trabajar en las canteras de piedra y asistir al colegio. También se ofrecen talleres agrícolas para las madres, buscando alternativas de vida dignas.
El congreso colabora estrechamente con Mensajeros de la Paz, la organización del Padre Ángel, que cada año agradece personalmente la ayuda de los asistentes. En su edición de 2024, además de continuar apoyando el proyecto de Benín, parte de la recaudación se destinó a los damnificados por la DANA en Letur y en la Comunidad Valenciana.
Hoy, las entradas para el congreso se agotan meses antes de su celebración y el evento llena por completo el auditorio albacetense. Pero, como recuerda Rafael Campillo, el alma de este proyecto sigue ligada a Hellín, el lugar donde nació una idea que ha trascendido fronteras.
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