El Faro de Hellín

La pregonera, Ana Fe Gil Serra, calificó la Semana Santa de Hellín como una fiesta única y muy especial

Haciendo hincapié con la comunión de la Tamborada con el discurrir de las procesiones con su rica y variada imaginería

La pregonera de este año, Ana Fe Gil Serra, descendiente de una antigua y tradicional familia hellínera- uno de los más prestigiosos historiadores de la ciudad, fue su abuelo, el abogado, Jacobo Serra Martínez-, inició su recorrido fijándolos en los recuerdos de su infancia, principalmente como integrante de la Hermandad de Nuestra Padre Jesús Nazareno, muy unida a su familia, y años después a su faceta como tamborilera.

Fue un pregón de casi una hora de duración, salpicado de varias interpretaciones de la Unión Musical Santa Cecilia y el redoble de tambores, que dieron musicalidad y tradición a sus acertadas palabras.

Ana Fé Gil Serra, no olvido hacer público su agradecimiento a la Asociación de Cofradías y Hermandades, por su gentileza de ofrecer esta oportunidad de hacer visible su amor por la ciudad de sus antepasados, realizando un recorrido en cada una de las cofradías y hermandades que forman los incomparables desfiles por las calles y plazas hellineras durante los días de Semana Santa.



Admiración y respeto

Durante este recorrido, la pregonera, hizo público su “admiración y respeto” hacia la variedad y belleza de este numeroso conjunto de imágenes y grupos escultóricos que aseguró que era “una reivindicación del arte en sus más variadas manifestaciones. Y así deberíamos considerar también nuestras tamboradas, procesiones o bandas de cornetas y tambores. Gracias al trabajo de muchas personas, en Hellín la fe se convierte en oración plástica y esa combinación ha influido en mi vida mucho más de lo que soy capaz de imaginar”.

Más adelante, profundizando en la cuestión de las profesiones, subrayó que “sería deseable que nos incitaran a todos a reflexionar sobre cuestiones tan necesarias en la sociedad, como la verdad, la justicia o el valor del sacrificio”, por lo que propuso un ejercicio de reflexión colectiva “para entablar un diálogo personal con las imágenes que fueron creadas esperando nuestra respuesta. Al corazón no se llega por medio de la razón, sino de la imaginación”.

Ya, finalizando, mostró la increíble satisfacción que siempre son para ella las escenas de reencuentros entre familiares y amigos que se revivirán estos días, o las imágenes que consideró casi impagables, y que formaban parte para siempre de su vida como el discurrir del Medinaceli en la jornada de Miércoles Santo por El Rabal y el ambiente masivo y festivo que se produce en la jornada de Domingo de Resurrección.