El Faro de Hellín

Por Sol Sánchez

Mirando unos comentarios, me he dado cuenta, que ha pasado ya un tiempo, desde que Concha Ras y Gloria Andújar, nos informaban a través de Hellineros Ausentes, sobre la apertura del Teatro Victoria.

Hoy, podemos decir que ya es una realidad, mantenida en unos meses de esfuerzo y entrega, en el que un grupo de personas se ha consolidado con tesón, en medio de ciudadanos que criticaron sin apoyar esta iniciativa y de la mano de otros, que han sacado su entrada en muchos sentidos, para disfrutar de maravillosas sesiones de cine y teatro.

Me pregunto: ¿A quién no emociona ver las luces del Victoria encendidas?

Es emotivo surcar ese aire del presente que nos une a un pasado en el que fuimos niños, creciendo sobre butacas de skay, las mismas en las que hoy se sientan nuestros hijos, abrazándose a un patrimonio casi histórico que nos pertenece y al que tenemos la obligación de cuidar.

Ha sido todo un logro, algo en lo que ya no confiábamos que pudiese ocurrir.

Un enriquecimiento para nuestro Pueblo.

Motivo importante, para seguir en la lucha y conseguir que no vuelva a cerrar sus puertas. Que la cultura, no se nos quede a decenas de kilómetros.

Que la magia de un cine, en el que por fin se han visto liberados los duendes del misterio, permanezca en nuestra ciudad, dándole aroma a lo añejo. Lo que nos afirma que ha sido gracias a que existen “Ciudadanos de Primera”.

Por otra parte, me asomo desde la distancia, a través de las fotografías, a las callejuelas de nuestro Pueblo. Lo hago, observando con detalle la página virtual de la Plataforma Casco Antiguo de Hellín, consiguiendo teñir, parte de mis recuerdos de blanco y azul.

Me enorgullece conocer a esas personas que trabajan incondicionalmente por su Pueblo. Que no se sientan a esperar, a que sean otros, los que trajinen por ellos. Que en su tiempo libre, construyen, en vez de destruir. Que dan mano sobre mano de pintura en el mismo sitio, intentando borrar la huella, de los que no conocen el sentido de la palabra: Fraternidad. Hellineros que trabajan dándonos al resto un buen ejemplo, en vez de censurar.

¡Son Ciudadanos de Primera! Aquellos que recogen el testigo del “buen hacer” La herencia de

nuestros antepasados; vecinos, padres, abuelos. Aquellos que siembran, riegan y cuidan las plantas que darán sus frutos. Y apuestan por el azul del color del cielo.

Recuerdo mi niñez y el amor que los adultos ponían en todo aquello que era nuestro: calles, parque, jardines, barrios, fiestas, tradiciones. Recuerdo el gran respeto que los niños y jóvenes, teníamos por cualquier cosa. La riqueza de saber valorar y la respuesta de ser considerados con el entorno.

Los cambios en el mundo, corren a una gran velocidad. Hay muchos valores que se van perdiendo en ese trayecto. Paseas por los cascos antiguos de muchas ciudades y encuentras desolación y abandono.

Cuando me paro en los detalles llenos de esfuerzo en una parte de la gente de mi Pueblo, entiendo que en ocasiones, se pueden cambiar algunas situaciones. Que no todos somos iguales. Se puede ser “Ciudadano de Primera”. Se pueden mantener los valores y sumar grandeza en vez de restar vistosidad, a una Villa centenaria, que es de todos y para todos.

Hagamos realidad, aquello en lo que creemos. Unámonos a los Hellineros que trabajan, para el maravilloso hecho, de ver conseguido el sueño.

Pintemos de blanco y azul el verbo “construir”

Que se abran las cortinas de la representación, en la que todos seamos protagonistas directos.

Que nuestro Pueblo, recupere y mantenga su brillo y encanto. Que para los que vivimos fuera, esa sea la tarjeta de presentación, al hablar del lugar que nos acunó y la gente que lo habita: Ciudadano de Primera.